Aunque muchas empresas y gobiernos en América Latina reconocen la importancia de los marcos de gestión de riesgos (RMF) para la ciberseguridad, solo un porcentaje reducido ha logrado implementarlos efectivamente. Este retraso en la adopción ha sido especialmente evidente en el sector público, donde la falta de recursos y capacitación ha creado vulnerabilidades significativas frente a ciberataques.
Brechas en la preparación ante incidentes
Uno de los mayores desafíos es la falta de preparación en cuanto a la respuesta ante incidentes. Muchas organizaciones carecen de planes de contingencia bien estructurados o del personal necesario para gestionar ciberataques complejos. Esto las deja expuestas a consecuencias graves cuando ocurre un ataque, como el robo de datos o el secuestro de sistemas completos.
Avances hacia una mayor resiliencia
A pesar de estas deficiencias, algunos países como Colombia y Costa Rica han mostrado avances en la implementación de políticas más robustas y colaboraciones internacionales que buscan mejorar la resiliencia cibernética. El uso de tecnologías de nube pública y la adopción de marcos como el del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) en la región están comenzando a cerrar la brecha, aunque el camino por recorrer sigue siendo largo.
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